Solicitud de Acuerdo para Noviazgo Contemporáneo

Foto tomada por Jacobo Jurado

Para empezar esta solicitud elocuente y circunstancial, quisiera intentar definir lo que para mí debe ser una relación de noviazgo. Las relaciones interpersonales son tan difíciles de llevarse a cabo con eficacia que hasta el lazo más estrecho, como bien podría ser el de madre e hijo, es tan complejo que se torna lleno de dificultades para los actores en ella. Esto, porque, aunque nos parezcamos infinitamente tanto en lo biológico como conductual, cada alma es un universo inexorablemente diferente. Es muy difícil encontrar personas con las que realmente se logre congeniar de manera racional, más allá de los simples gustos mundanos que nos conectan con nuestros congéneres culturales, con la masa. Sin embargo, la diferencia es la que finalmente nos hace inclinar por una persona en particular que, al menos para nosotros, destaca del resto. Cuando esta persona destacada nos atrae profundamente, a modo simbólico y sexual, se pretenderá pasar más tiempo cerca de ella y entablar una comunicación más íntima, permitiendo a ambos el conocimiento mutuo que, si resulta ser fructuoso, afianzará un vínculo afectivo. Lo propuesto por el mundo actual para contratar que ambos reconocen este vínculo y pretenden sostener una relación seria con planeación de un futuro compartido es el estado de noviazgo. 

El noviazgo para la mayoría, y sobre todo para el adolescente, no es más que un hecho espontáneo del enamoramiento, con unas reglas de juego implícitas que determinan sobre todo un papel de dominación y pertenencia del uno por el otro, siendo además tan poco razonado que se cree que no se necesita de un esfuerzo intelectual o ético, sólo dejarse llevar por la pasión, per se. De esto que casi todos los noviazgos de este tipo terminen en un gran sufrimiento desencadenado por la falta de deliberación que merece la complejidad del asunto. Los primeros noviazgos, como las primeras veces al volante, podrán resultar en un choque del cual no saldremos ilesos, que en consecuencia nos dotará de experiencia para entablar mejores relaciones en el futuro hasta encontrar aquella que se viva, de manera correspondida, con responsabilidad, entrega, valor y prudencia. Las experiencias del pasado serán de gran ayuda para no cometer de nuevo los mismos errores, para escapar del pasado, para no recaer. Sin embargo, nuestro pasado no está a la altura de nuestro ser actual. Se debe tener en cuenta pero no puede imperar en nuestras decisiones. “Con el pasado no se lucha cuerpo a cuerpo. El porvenir lo vence porque se lo traga. Cómo deje algo de él fuera, está perdido”. Como seres selectos, si ambos lo son, estarán en constante evolución y no se quedarán inertes ante la mudanza.

El noviazgo, estando a la altura de la complejidad de esta era y de estos nuevos seres, deberá estar supeditado al cumplimiento de unas condiciones explícitas que determinarán las reglas de juego, reglas basadas en un común acuerdo que represente las preferencias y exigencias, esto para una total claridad de las intenciones y no dejar cabida a los malos entendidos. Pero, aún más importante, estará basado en valores que serán los pilares de una relación virtuosa: la libertad, la sinceridad, el respeto y el amor propio. La razón y la prudencia serán las herramientas de construcción y solución de problemas. Además, uno no intentará complementar al otro, cada uno será un ser completo que encuentra placer en la compañía y la reciprocidad del otro, será un acto de entera voluntad. 

Explayado mi pensamiento, a grosso modo, en estos pocos párrafos, considero pertinente concretar mi sincero deseo de entablar una relación de noviazgo contigo, la intención de comprometerme con el afianzamiento de este vínculo; con la planeación de un futuro, donde el objetivo sea crecer juntos; con deliberar en cada circunstancia que nos atañe, en virtud de nuestro amor, siendo la razón la base de toda decisión; con la búsqueda de la felicidad, siendo tú parte de su causa, por medio del aprendizaje y la reflexión para el crecimiento personal. Ante los demás será llamado noviazgo y, por consiguiente, seremos novia y novio. Pero en nuestra confidencia sabremos que no es ello lo que define nuestra relación, que es algo mucho más complejo, experimental y virtuoso. Que es algo que no pretende seguir los cánones establecidos, sino que permitirá convenir un mutuo acuerdo en la libertad de nuestros pensamientos y acciones, siendo siempre prudentes.

Te quiere S.C.

Sebastián Contreras


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