-Pao, ¿sobre qué puedo escribir mañana? – Él, con camisa floripepiada, gorra de cazador y con un set adornándole los ojos, responde:
-Sobre esto nea, sobre el pueblo.
-Sobre mamá.
-¡Ah! Una chimba sobre la cucha ¿Y qué va a decir?
Eso me lo preguntó hace 12 horas. Aún no conozco la respuesta. No por falta de argumentos, ese no es el problema. El asunto es la responsabilidad con la selección de recuerdos y sentimientos que tengo que realizar. Una inspección juiciosa sobre momentos inenarrables que una mañana de guayabo no puede abarcar.
Lo que más se ajusta, quizá, es la frase de una canción que el otro día escuché. Decía algo de amar a la víctima y al criminal.
Nunca vi a nadie amar con tanta naturalidad. Ella ama lo simple y acepta la maldad, no como resignación, sino como desconocimiento, porque ella no concibe malas intenciones.
Y me parece que llevar esta vida sin rencores, no me hace más flaco, me hace vivir liviano.
Daniel Muriel
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