Presente

Soy un despropósito por haber decidido vivir mi presente (hoy pasado) con tanta intensidad. Por haber elegido ser feliz sin darme cuenta que el precio de la felicidad máxima es la tristeza profunda.

Paso mi presente escudriñando qué me hizo feliz en el pasado. Pero cuando ese pasado era presente no miraba hacia atrás y no añoraba guevonadas. Así que hoy no cultivo mis melancolías, y no paso desapercibida la cerveza con Jaco. Anhelo trochar con él por muchos años, pero también entiendo que el destino es caprichoso y que nuestras rutas pueden bifurcarse.

Entonces, para defensa nuestra, nadie podrá quitarnos lo bailado en estos seis años. En tanto, que él siga sonando música en su guitarra prestada, que yo siga escribiendo mi vida ajena, que el trago compartido con extraños siga siendo una manera de descubrirnos a nosotros como el dúo irresponsable que juega a entenderse a sí mismo.

Foto por: Daniela Vélez

Lo quiero porque él es todo lo que quiero ser y todo lo que aborrezco. En el punto medio de esos dos extremos compartimos ideologías, vicios, mujeres y sueños. Y debe ser que ahora me hago viejo o responsable (que al final son el mismo martirio) porque cada que lo veo pienso en el momento que divorciaremos nuestra relación, sea por muerte, sea por jugarretas de la vida. Y en los dos casos pienso, yo que soy un despechado empedernido, que sería el guayabo más agreste que me tocaría aguantarme.  

Daniel Muriel

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