Alexitimia

Foto tomada por Jacobo Jurado

Los errores marcados en pensamientos teñidos de oscuridad alteran el sentido, si es que queda algo de razón en mentes frías y sin corazón.

El miedo dice ser un compañero, que aunque prudente, da malos consejos e insiste en quedarse. Suele frenar y ocultar a la pasión.

El miedo crea tantas incertezas que termina convirtiéndolas en una mala rutina para el futuro, si es que quedan aspiraciones.

Qué va a ser de los viejos, si es que vamos a llegar a eso.

La sensación a veces toma un color parecido al amarillo de un vómito. Un poco espeso, un poco simple. Un poco amargo, un poco insípido.

A veces las inconformidades del autoestima o la pesadez de su ausencia se encuentran a tomarse una copa. Discuten sobre el futuro y recuerdan intensamente un pasado innecesario.

Los recónditos del pensamiento viven desperdiciando el presente para que el futuro se parezca a un instante breve que antes ocurrió y no pudo ser más.

La luna se escapa del sol porque prefiere no compartir el cielo y no le importa no tener la luz para observar y reparar las flores. Un geranio y un girasol bailan sin tocarse ni acercarse a esta oscuridad.

El sol tiene buenas intenciones pero la luna se las arranca, a veces con la complicidad de la lluvia.

Las tinieblas se besan con lo truenos y la paciencia es un cúmulo de letras que se borran de la piel.

Los tragos abren los brazos para escuchar un desahogo. Control. Autocontrol. ¿Dependencia?

Quién tiene la culpa de que alguien experimente la alexitimia. Será de todos o no será de nadie. No puede haber un punto medio y tibio como la tetranutra de Fajardo.

Jacobo Jurado


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